La invención de la imprenta, o mejor dicho, la democratización del acceso al trabajo impreso que trajo la tipografía, con la invención de la imprenta moderna de tipos móviles de Gutenberg en el siglo XV supuso sobre todo un acceso a la formación religiosa mucho más rápida y fácil.
Su rápida expansión por Europa en los años posteriores, especialmente en el siglo XVI, permitió la producción masiva de textos, redujo sus costes y facilitó la difusión de ideas a un público mucho más amplio, lo que democratizó el conocimiento y fomentó la alfabetización.
La iglesia fue la primera organización que supo utilizar la imprenta para sus propios fines como la producción de Biblias, indulgencias y materiales de formación, pero luego la tecnología desafió su control sobre la información durante la Reforma Protestante y se abrió a todo tipo de temáticas.
La imprenta permitió a la Iglesia difundir sus enseñanzas y materiales de manera más rápida y económica, pero al mismo tiempo, dio pie a la difusión de ideas que cuestionaban su autoridad, como las 95 tesis de Martín Lutero, las cuales se imprimieron y distribuyeron masivamente, catalizando la Reforma y creando una reacción de censura por parte de la Iglesia.
Esta imagen nos muestra un grabado en tipografía, un fotograbado de línea, de un Devocionario Carmelitano del año 1958, es decir, bastante moderno. Todavía la litografía no había entrado en la inmensa mayoría de imprentas, sobre todo en las pequeñas, y esos trabajos eran todavía pequeñas obras manuales de composición.

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